mis pinceles

25.4.09

Días de lluvia como este

Infinita, veo tu alma infinita,
un alma que no soportas
en días de lluvia como este.

Mientras llueve en mi mirada,
tú vuelas,
y te posas en sus lágrimas,
perfilando los párpados
cansados de tanto soportar
días de lluvia como este.

Y de tanto llover nos mojamos,
y profanamos el silencio que hay
entre dos gotas de agua...
Sigue Ángel, alma callada,
que te llevo soñando hace años
y aún no quiero despertar.

16.4.09

Laberinto




Observas la mirada errante
del suicidio colectivo
que arrastra la muchedumbre
por las calles del hastío
fecundando atardeceres
que se pierden clandestinos
en el agua que se vierte
bajo tus ojos tardíos
cuando pierde la locura
ese anciano recién nacido
que esconde tu cordura
detrás de algún delirio.


Y yo, pierdo el pánico
mientras ganan los gemidos
en este laberinto que soporta
un huracán explosivo.

13.4.09

A mi muñeco hinchable

Supongo que ahora estarás
acariciando edenes infinitos.
Y que te esconderás bajo las sábanas
para que mis lágrimas no te mojen.
Pero el aroma se evapora
como una lágrima entre sonrisas;
y yo supongo que ahora
estaré riendo...

12.4.09

Desencuentros conmigo misma

Sólo pasan borrachos por mi calle,

esa calle que es mía,

por mi tranquilidad, por mi silencio;
mientras emerge la olor a nostalgia
desde unas botellas casi vacías, pero

llenas de cartas para el horizonte,
llenas de versos que se olvidan
llenas de tristeza amarga e intranquila

como algún mar no demasiado quieto.

Flotan las botellas en el agua,
y los versos, y los sueños;
y yo, me voy engendrando
en el vientre amargo de una piel
no demasiado quieta,
no demasiado.
Tal vez demasiado inquieta,
Como el frío que me abrasa
En esta noche vespertina,

donde un grito me silencia
y un silencio me grita.

2.4.09

Envoltura

Tengo ganas de envolverme


en alguna piel olvidada;

en caricias que desborda un tiempo

de carencias y fuego en abordaje

transparente, en sutil silencio


como una lágrima en el agua,

como las ganas que ahora tengo

de no querer hacer fragua

y transportarme en movimiento

a mil calles deshojadas,

perdidas

en la paciencia del que espera;

como ese sueño en el que sueño

que el insomnio me quiere atrapada,

como esa melodía que resuena

en mi sordera más escuchada.