Ya no sé qué escribir.
Si sobre flores, mariposas,
maricones, putas o aceras.
No vivo más de un segundo
en algún lugar del tiempo.
Mis palabras serán pasto
de cajones y olvidos y,
ya no sé si ocultar
que algún día quise ser poeta
o tirarme al horizonte,
a los campos de exterminio
que esconde tu silueta,
alimentar las partituras
que te da mi propia sangre
Ensangrentada de ti.