mis pinceles

28.12.11

Acto misántropo

"Me asombra la tardanza del momento
en el que quiero llegar a esculpirte,
a propugnarte,
a alcanzar el olvido de mis recuerdos.
Me atraviesa el papel en blanco".


Yo sólo tengo este papel en blanco. A lo lejos, un ventanal abierto con vida propia. Más allá de lo que alcanza mi vista hay un lugar que no recuerdo. Sólo tengo unos dedos que deletrean el parto lingüístico de mi mente absurda. De vez en cuando suelo rascarme los ojos con fuerza. Y mis dedos se impregnan de rímel seco, malgastado. Una lágrima habita en cada acento que provoco. El acto misántropo nace de mi rabia; de no poder plasmar ese lugar que ya no recuerdo. Y, mientras busco una palabra que me reviva, ahí sigue ese papel, dictándome frases que no sé escribir y que únicamente garabateo. El papel se une al sufrimiento. Se apaga el cigarro durante la espera. El caos perenne del escritorio me recuerda que escribo sobre paisajes desiertos. Un café frío congela mi garganta. El polvo que generan mis cientos de libros no leídos es como una nota más en la agenda del olvido. El silencio me cohíbe. Ya no hay paz bajo mis párpados.

15.11.11

Rastrillo


Se regala humo a un módico precio,
segundo plato frío a medio estrenar,
canción casposa de los años ochenta,
lágrima espesa,
tuerca perdida.
Se regala archivo de lista negra,
bala sin pólvora,
papeles arrugados de viejo escritorio,
anzuelo malgastado,
mechero sin gas,
alma sin sentimiento.

4.11.11

Miedos


Llueve intensamente.
La lluvia dicta tu nombre, entrecortado,
bajo el silbido del fin del mundo.
Prendo fuego a la casa.

Echo de menos tu aroma.
Echo de menos la furia de tu abrazo.
Echo de menos tu sexo.
Me corro sobre tu ausencia.

Me acojo al vacío.
Bailo con cada farola.
Escucho sirenas a lo lejos.
Corro y no me persiguen.
Fumo por fumar.
Compro llanto.
Vendo miedos.


2.11.11

Tengo tos expectorante


Tuve que mentir a la palabra
y esconder la vieja tinta.
Tuve que adiestrar la suciedad
de un pasado esculpido en versos.
Tuve que gritar a la letra
para que me escuchara.
Tuve que soñar
para poder seguir viviendo.

24.10.11

Antipoesía

Me cabreaste.
Por tantas manos que te tocan
sin saber hacerte llegar al orgasmo.
Y tú te dejas así, irresistible.

Me arruinaste la vida.

Ya no me cunden tus versos con lengua.
Saben a Nada. A todo sabe la Melancolía.
Ya no hay bombas que te revivan.
Ahora eres tenue luz de falsa miopía,
provocas infartos, desgastas la brisa.
Ausentas el llanto, provocas mil risas.
¿Y quieres que no me deprima?
Das asco con tu palabrería,
llena de faltas, de amores con prisas.
Me cabreaste.
Aléjate de mí, como dijo un tal Parra.
Aléjate, puta poesía.

14.10.11

Achuchá

Los libros sueltan polvo. 

No me mantengo en el aire.
El cigarro me sabe a remordimiento.
Ya no adolezco.
Pienso en nombres propios.
Analizo la ternura.
Cambio de carril constantemente
en una autopista mal asfaltada.

22.9.11

"Despretensión"


Despréndete. Intranquilo intransigible.
Con sigilo.
Acurruca la nostalgia en párpados desorientados.
Muestra la venganza sin plato frío.
Sangra. ¡Devora!
Es hora de distinguirte, nostalgia,
del pasado imborrable, inoportuno.
Manifiesta la ignorancia.
Usa el verbo sin manifiestos.
Proclama la belleza del estúpido escaparate
De estandartes en dedos que mutilan.
Amontona el desgasto de lo inerte.
Destapa la vergüenza.
Despréndete de lo ajeno.
Sé la Nada en tu agonía.

19.8.11

Si no queda satisfecho, le devolvemos el dinero.


Me venderé al mejor postor.
Porque sigo sin creer en mí.

Y me noto más mayor, ¿sabe?
Sí.
Como esas niñas-mujeres que canturrean en la cama
y madrugan para trabajar de cajeras
y sentirse código de barras.
Sí.
Por eso seré de esas 
que vuelven a casa para cuidar del niño,
que se sacrifican después del parto
para ser vistas sin mirar por viejos verdes
y partir la pana en el parque de su barrio.

Sí. De esas que limpian el polvo dos veces por semana
y que polvean con el marido barrigudo en plan sexo salvaje
pero sin serlo, ¿sabe?
De esas que se gastan el sueldo en detergente y cremas cosméticas
y que de vez en cuando llaman a tarotistas
y siempre sale sota de bastos.

O mejor no.
No lo sé.
Puede.
Tal vez.
En fin.

19.7.11

A sesenta euros la hora, jefa.


- ¿Por qué eres tan ensimismada?
Porque no tengo nada que decir.

- ¿La vida es sueño?
La vida es asco.

- ¿Qué es la muerte?
Un virus contagioso.

- ¿Qué es la vida?
Un mosquito cojonero.

- ¿Y la soledad?
Un amante inesperado que siempre te acaba dejando a medias.

- ¿El amor?
La cálida sombra de la soledad.

- ¿El silencio?
Un estado anímico.

- Y tú. ¿Qué eres?
Una mezcla entre código de barras y nada.

- ¿Crees en el destino?
Creo en mis lágrimas.

- ¿Te sientes viva?
Cuando estornudo.

- ¿Te gusta la noche?
Sí. Sobre todo en sus ojos.

- ¿Tu tesoro más valioso?
Mi “desvirginidad”.

- ¿Lo que deseas hacer y no puedes?
Volar.

- ¿Sueñas?
Siempre.

- ¿con qué?
Con el aire.

- ¿Por qué quieres ser poeta?
Porque no tengo nada que decir.

Esa fue la última vez que fui al psicólogo. Me di cuenta de que ese señor no estaba bien. Demasiado raro para mi gusto.

24.6.11

A lo hecho, deshecho


Tú, cuervo de alas rotas,
que apenas ve.
A ti te designo el poder de la duda
y los años de sombra invertida.
Te dono los besos mal dados,
las caricias mal recibidas,
una noche de sexo mojado
por lubricantes y artificios.

Tú, que esperas bajo el tiempo
con un paraguas cerrado,
te devuelvo los nombres propios,
los viajes malgastados
y una pequeña dosis de suspiros
que fueron reales
hasta que dejaron de serlo.

Por fin abracé la luna
sin tener que levantar los pies del suelo.

17.6.11

In dubio pro reo

Reconozco que echo de menos la caricia anónima,
El sexo de acoso y derribo,
una palabra sin olfato ni ortografía,
un minuto de soledad cerrado por vacaciones.
Me cuesta pensar que me crece el pelo
y que el corazón bombea a su manera
dependiendo del lugar donde me acueste.

Admito la desgracia de ser feliz.

Impugno una base sólida de muecas,
de sombras que sangran a lo lejos,
de hilos de farolas extraviadas.

Reconozco que no busco porque encontré.

Pacíficamente me arrastro por el verso inacabado,
Sin saber cómo termina una historia
Que comienza
lejos de mí.

13.6.11

Recoveco


En mi cama poseo el temor más breve.
Tengo que desprenderme de mi cuerpo,
elevarme hacia tu gravedad
y contar las horas sin previo aviso,
inútilmente,
perdiéndome en el aroma
de la almohada.
Y me duermo en el recoveco
de ese cabello suelto y frío,
tan solitario,
que abandonaste sin querer
para adornar mi sábana.

19.5.11

Ya hace un año que no voy a la peluquería

Yo, medusa con espinas y asfixiada
por ese estornudo
que 

no sale,

recito elegías a la gota invisible
que derrama mi vaso vacío.

Ya ven, con más arrugas que años,
un brazo a torcer ya roto
y un cenicero demasiado lleno,

la vida 

me bosteza a diario.


Seca como la mojama.
Sin versos, apenas,
a duras penas
voy esquilando poemas
De amores sin sentido.

Todo lo dejo a medias:
hasta en la cama,
hasta este poema...

...si se le puede llamar así...
¡Atchhhhíiiis!

10.5.11

Manda-miento

Escucha el silbido eterno de ese tren que jamás cogiste.
Ahógate en la ausencia.
Alimenta de caladas esa soledad que tanto pesa.
Derrítete en las sombras.
Sé guerra sin tregua.
Crucifica a los dioses y parte hacia el Olimpo.
Bebe libros, lee café. Tuesta los recuerdos.
Deja encendida la tele de fondo.
Toma vitaminas recetadas por psiquiatras.
Sueña que eres feliz y que vuelas.
Muéstrate insomne e ilusa amante.
Inhala el perfume de los bares.
Vístete furcia de rojos labios.
Sé calientapollas sin medida.
Ama a más de uno pero sólo a una misma carne.
Túmbate en la alfombra del pasillo.
Observa las grietas de tu casa.
No te delates en los espejos.

3.5.11

Portazo

Más de mil ojos y ninguno mío
desaparecen invertebrados.

Nunca fui
lo que quise ser.

Miedo a la muerte.
Yo, inmortal palabra,
vivo en la sátira
de un verso que me vuela,

que delira

a la espera
de obtenerte.

Me recojo con los pliegues
de tu ausencia.

Limpio los zapatos de domingo.

19.4.11

Innombrables reprimidos

Machos cabríos de lúgubre ensanche paquetil:
estaba a punto de ponerme los zapatos
para ir en busca de esa felicidad
que jamás supisteis darme.

No recuerdo ni vuestros nombres.
Sólo sois fantasmas vivos
con más polla que adverbio.

Sólo recuerdo vuestras camas estrechas, deshechas,
las llamadas a las cinco de la mañana,
los días innombrables de domingo y festivos,
la fiesta y el entierro eterno de la presa carne,
inútilmente superflua, adobada de perfume barato,
roída, imperdonable.

Sólo recuerdo el mantel de rosas
de vuestra puta madre
adornando el salón lleno de fotos infantiles.

Sólo recuerdo vuestras pecas dionisias
en el volcán efímero de la lucha armada,
los porros del después,
las falacias del antes,
los gemidos didácticos del mientras.

Sólo recuerdo el olvido en aguaceros achicados
de mis promiscuas mejillas.

Pero no recuerdo ni vuestros nombres.

Machos cabríos de lúgubre ensanche paquetil:
seguid buscando musas de piernas abiertas,
amantes predispuestas al amor de leche cortada.

Porque, a estas alturas, 
ya tengo más ovarios que agujero.
Y no me sé ni vuestros nombres...

15.4.11

Mesalina


Oh. 
No hay desidia
sin deshonra.
Ni caricia mejor
que tu lengua.
Ni sabor más 
salado
que el de tu oleaje,
desembarque
de pesqueros.
No hay mejor 
naufragio
que el de tus piernas abiertas 
como hilos
de farolas.
Ni transeúntes
distraídos.
Ni campos.
Ni amapolas.
Todo es agua bendita
en el cáliz del pecado.
En                              noches
más                                       oscuras
que                                                  negras.
En                                                            siluetas
que                                                                    fraguan
a la                                                                           izquierda
de mi                                                                                        cama.