Me cabreaste.
Por tantas manos que te tocan
sin saber hacerte llegar al orgasmo.
Y tú te dejas así, irresistible.
Me arruinaste la vida.
Ya no me cunden tus versos con lengua.
Saben a Nada. A todo sabe la Melancolía.
Ya no hay bombas que te revivan.
Ahora eres tenue luz de falsa miopía,
provocas infartos, desgastas la brisa.
Ausentas el llanto, provocas mil risas.
¿Y quieres que no me deprima?
Das asco con tu palabrería,
llena de faltas, de amores con prisas.
Me cabreaste.
Aléjate de mí, como dijo un tal Parra.
Aléjate, puta poesía.