Aquí el reloj no sirve.
Sólo cuento los segundos tabulados.
Las palabras surgen sin más
en un papel en blanco.
Nadie me dicta;
sólo mi recuerdo o mis ganas de olvidar.
A veces hasta vuelo y me siento libre.
A veces hasta sueño.
Aquí mando yo a través de mis dedos,
me convierto en pura esencia
y camino por un mar de versos.
Aquí el reloj no sirve.
Aquí se sirve al siervo.
.