mis pinceles

22.5.09

Efímero




Libres, ellos acaban de nacer bajo una sábana efímera.

Ella, se sienta en la cúspide de la nocturnidad. A ella le absorbe la noche, le absorben los sueños, los delirios, las psicofonías melancólicas del crepúsculo moribundo.

Él, la bebe y mientras la disipa. Él la descongela. Es un enjambre solitario, un percance de la vida, un suspiro, un llanto amamantado por miles de instantes sonrientes.

La escena sigue su curso. El tiempo no consume los abrazos vespertinos, las caricias de consuelo, las miradas de deshielo. Todo crece y todo se destruye en esta cama profanada tantas veces, pero virgen en su esencia. Un lamento. Se oye un lamento. Como un quejido. Resuenan las bocas tapadas y las cuerdas vocales siguen su curso, junto a la escena privilegiada y transitoria de una enfermedad que les envuelve.

Él, ciego de besos, recorre sus caricias; mientras, ella alejada del mundo indescriptible, brota de la tierra seca y estéril. Es una simple gota de sudor la que la empapa de versos.
Él no conoce gemido innecesario y se pregunta si los pájaros se suicidan tirándose desde acantilados, si el silencio es lo que hace hablar a un sordomudo, si el destino se inventó gracias a un ciego de besos, como él.
Las manos vibran al desdén de la fragancia de la brisa.
Es la cúspide de la nocturnidad lo único que sobrepasa a los amantes.

Ella vuelve. Él se queda. Ellos gritan y lloran en silencio. Ellos se dicen adiós con la mirada. Ellos se mueren por dentro.

13.5.09

Corazón a media tarde

Fotografía de Iban Barbero

Es una tarde incompleta,
una media tarde.
Los pájaros se posan en el viento
con sutiles melodías
que el atardecer compone
bajo panópticos recuerdos.

Es una tarde incompleta,
una media tarde.
Atardece en mi piel
y se eleva la brisa,
y yo me sucumbo,
cabizbaja y sin remedio.

Todo me recuerda al olvido
y el olvido sólo hace que recordarme
recuerdos. Miles de recuerdos.

Tengo el corazón a media tarde.
Esta noche me explota.


5.5.09

Cáustico

En el amanecer de los tiempos,
-cuando sólo existía oscuridad y transparencia-
las profundidades del abismo infinito
colmaban los pechos de ruinas amontonadas
mientras el tiempo reforzaba los vínculos
de un secuestro errante, efímero y pasajero.

Mas la putrefacción que imperaba en el caos
convirtió lo inexpugnable en nostalgia de viajero:

Tu mirada, mi sutil enjambre de silencios
en este mundo lleno de ruido;
sólo con acariciar tu fragancia duradera
me sucumbo eternamente
y me visto con la desnudez que transporta el aire
un aire que me sirve para respirarte
para que las palabras resuenen
tanto como los gemidos que nos esperan.
Y el mundo inservible ahora me reclama
y corro, y me absorben lentamente tus sueños.

Quiero escribir un verso jamás escrito,
un verso que jamás escribiré,
no existen versos tan bellos
como los que tocarán la punta de mis dedos
el día en que todo sea gris
y tu y yo sólo sombras encendidas
lejos del caos, lejos de ruinas y abismos infinitos,
lejos de amaneceres. Más cerca de ti.