Tengo ganas de envolverme
en alguna piel olvidada;
en caricias que desborda un tiempo
de carencias y fuego en abordaje
transparente, en sutil silencio
como una lágrima en el agua,
como las ganas que ahora tengo
de no querer hacer fragua
y transportarme en movimiento
a mil calles deshojadas,
perdidas
en la paciencia del que espera;
como ese sueño en el que sueño
que el insomnio me quiere atrapada,
como esa melodía que resuena
en mi sordera más escuchada.
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