Puede que nadie me lea.
Puede, tal vez,
que me arruguen los cajones olvidados,
con sus destinos inciertos,
asesinando lentamente mis palabras,
petrificando mi alma empedrada,
encerrándome en la memoria del recuerdo.
Y puede, tal vez,
que la poesía me sumerja
en el aire abstracto de tu fiebre,
en los pliegues de tu alcoba,
brisa alegre,
y que me esparzas
evaporando gritos
que serán como el gemido
de un poeta ya muerto.
Tu poesía se aloja en los pliegues del corazón.
ResponderEliminarSaludos
La mejor noticia de mi día, este poema.
ResponderEliminarBonito poema, Marta.
ResponderEliminarNo creas, te lee más gente de la que tu crees.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bonitos y sensibles tus poemas. Mis felicitaciones. Saludos. Victoria.
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