Último poema para Ángel
Pisando colillas como quien pisa
atardeceres huraños
te espero sentada, como cada día,
a la orilla de este sueño triste.
Me transformo en acera.
Me recorren tus pies planos.
Bajo tu sombra me entretengo.
¡Qué más da que el día avieso
no te atraiga a mi mirada!
Si soy ciega de besos
sin labios,
si no hay sangre en el deshielo
de este suicidio,
cobijo de tu ausencia.
Lo mejor que te he leído :D
ResponderEliminar(aunque el avieso ha evitado la perfección)
Tan triste como bello.
ResponderEliminarBesos.
Bien bonito el poema, como expresas el pesar de la soledad...
ResponderEliminarHace sentirse ahi, a la vera de las cosas...
Saludos.
precioso y triste en efecto
ResponderEliminarfelicidades
¡Hermoso!
ResponderEliminarMe encanta este poema Marta, musical y con muy logradas imágenes, es un placer su lectura. Un abrazo desde Canarias.
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