mis pinceles

14.4.11

La hora

"Cumple tus sueños y no te limites a roncarlos" Alberto Martínez Álvarez 

- ¡Vaya día de mierda!  
Suena el despertador demasiado temprano. Total, eso es lo de menos. Cuesta más pensar que madrugas para ir a un trabajo de mierda. Para cobrar tres euros la hora mientras tu gato se está lamiendo los cojones tumbado en la cama. Me gustaría ser un gato. Por lo menos llevaría mejor esta soledad a cuestas. En fin. Ni un puto beso de “buenos días”. Mi mujer cada día está más gorda y fea. Horrorosa. Y ahora, a la muy zorra, le ha dado por roncar. Toda la puta noche roncando como una cerda. Y claro, no le digas nada a la menopáusica de los cojones, que encima se te pone a llorar porque dice que no la saco a la calle los fines de semana. Si no se gastara todo mi sueldo en cremas antiarrugas, a lo mejor, podríamos salir a cenar de vez en cuando… ¡Y qué decir de mis hijos! Uno que vive de la sopa boba y la otra que es más tonta que un zapato. Y encima el jodido gato me llena de pelos el traje. ¡Y yo con estas ojeras por culpa de la zorra de mi mujer, que ronca toda la noche! Y bueno, el día no mejora. Me retiran el carnet por la mierda de los puntos y tengo que levantarme dos horas antes para coger el jodido autobús. Y, además, llueve. Ya ves. Mojadito que he ido al trabajo. Más mojado que la funda del sofá cuando al gato de los cojones le da por mearse encima. Así que, esquivando las mierdas del suelo y resbalándome constantemente, llego a la oficina. Y me encuentro a mi jefe con una puta carta de despido. Un “ERE”, que le llaman. Muchos años en la empresa. Necesitan renovar la plantilla: “debería hacer cursos de reciclaje de competencias e intentar evolucionar. Las nuevas tecnologías son las que rigen nuestra empresa actualmente. Usted ya no da el perfil”.
¡Hay que ser hijo de puta! Vamos, hombre…toda la puta vida en esta empresa cobrando una miseria y haciendo horas extra y encima me echa de un día para otro. Y ahora, ¿qué cojones hago? Me tendré que divorciar. Si la gorda de mi mujer solo me quiere porque la mantengo. Ya verás la gracia que le hace saber que me han despedido. Porque esa es otra: es un despido procedente y, claro, no me dan ni indemnización ni nada de nada. A dos velas que estoy, como lo he estado siempre sexualmente hablando. Porque, la verdad, antes podía irme de putas, pero ahora…no tengo dinero ni para que me hagan una mamada en el parque de al lado de casa. En fin. Y me queda, aun, medio día.
-          Disculpe. Pero yo solo le he preguntado la hora.

2 comentarios:

  1. - Ah... Pues las 10:27, mire usted. Si este reloj de mierda que me regaló la puta que tengo en casa todavía funciona, claro, que es mucho suponer...

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