Llueve en la lluvia
en mi pelo
en tus ojos
y sus gotas
invaden esta despedida
y prendes el vuelo
y vuelas
y te alejas
como pájaro
que emigra
en busca de alpiste.
Y yo aquí me quedo, como
espantarecuerdos de asfalto
que no extraña un beso:
sólo tu paraguas
porque sigue lloviendo,
capullo.
Ese capullo final es realmente demoledor, Marta.
ResponderEliminarCapullo de Alejandría.
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