Es tarde. Ya no se componen melodías.
Ni siquiera cuando dos piernas se abren.
Es tarde. Demasiado tarde. Ya anochece.
Transita el desechado juego carnal
de dos amantes imprevistos,
el alma efímera de unos labios
se esparce por bucales precipicios,
y el alcohólico enamorado de farolas
bebe fragancias envueltas en gritos.
Es tarde. Casi de noche.
Y ahora amanece.
Es bonito
ResponderEliminarsiempre es agradable volver a leerte.